En el marco de las iniciativas globales asociadas a la agenda de género, en las que se busca la reducción de las disparidades existentes entre varones y mujeres explicadas por factores socio-culturales, el análisis de las brechas por sexo de los indicadores socioeconómicos y su evolución en el tiempo se torna indispensable.
En este contexto, la Dirección General de Estadística y Censos de la Provincia de Córdoba elaboró un informe donde se analizan las brechas o diferenciales por sexo de los 25 indicadores construidos a partir de la Encuesta de Bienestar.
La encuesta refleja las condiciones de vida de la población urbana de la provincia, representada por el conjunto de los cuatro principales aglomerados urbanos: Gran Córdoba, Río Cuarto-Las Higueras, Villa María-Villa Nueva y San Francisco. De esta forma abarca al 55% de la población total de la provincia y al 72% de la población que reside en ciudades.
Cabe destacar que, en concordancia con la mayoría de los operativos estadísticos a nivel mundial, en la Encuesta de Bienestar se indaga sobre la variable “sexo” desde una perspectiva de declaración jurada y respondiendo a las categorías binarias de mujer/varón.
De esta manera, los análisis de las características o condiciones de vida, analizadas con enfoque de género, no permiten identificar categorías no binarias ni la interrelación entre el sexo asignado al nacer, la identidad de género y la orientación sexual.
En este sentido, desde la Dirección General de Estadística y Censos a partir de las experiencias internacionales, nacionales y provinciales se evalúan alternativas de preguntas complementarias que permitan enriquecer a futuro estos análisis. Teniendo en cuenta esas aclaraciones, en el informe se utiliza la denominación de “brecha de género” para representar el diferencial por sexo.
Conclusiones
En cuanto a la desigualdad de ingresos, se desprende del informe que en promedio los hogares comandados por mujeres (con o sin cónyuge) dan cuenta de un nivel de ingresos 15% menor al de los hogares comandados por varones.
Esta desigualdad se observa también en el porcentaje de hogares con ingresos por debajo del 60% de la mediana del conjunto de hogares, dando por resultado que los hogares comandados por mujeres presentan un mayor porcentaje de prevalencia de ingresos bajos.
Asociativamente se desprende que en el caso de los hogares inquilinos, se observa un mayor gasto relativo en alquiler. También que los hogares comandados por mujeres tienen un menor nivel de acceso a Internet de banda ancha.
A nivel de personas, las mujeres dan cuenta de un mayor nivel educativo (tanto a nivel general como entre las personas ocupadas). A su vez, se observa una menor inserción de las mujeres en el mercado laboral.
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